No encajo. Pero tú tampoco deberías.
Tu y yo merecemos más.
No es el gobierno.
No es tu jefe.
No es tu familia.
Es más incómodo que eso.
Si hoy no estás contento con tu vida, hay solo dos razones:
O no has hecho lo suficiente.
O no te ha dolido lo suficiente como para actuar.
Y lo sabes.
Muy en el fondo, lo sabes.
Lo peor no es que no tengas lo que quieres.
Lo peor es que te has estado conformando con lo que te dan.
Como si no pudieras decidir.
Como si tu poder se pudiera negociar.
Odio que me vean la cara de estúpido.
Y más odio dármela yo mismo.
Por eso busco lo mejor.
Por eso decido, exijo, incomodo.
Porque si no te gusta lo que hoy tienes, sí, tu eres el responsable.
Pero no va de culpas.
Va de que recuerdes quién carajos eras antes de dejar de ser un águila, de dejar de ser un niño.
Y recuperar tus alas.